Escudo
«Sembrando los valores desde el sueño de Madre Clarita»
Virtud
La virtud se define como «el hábito o la cualidad permanente de la persona que da inclinación, facilidad y prontitud para conocer y obrar el bien y evitar el mal», ese es el reto para el educador carmelitano, formar no solo científicamente, sino hombres y mujeres virtuosos.
En la formación del estudiante carmelita se debe hacer énfasis, primeramente en las virtudes humanas, que son indispensables para la convivencia social y para ser mejores personas.
Labor
La laboriosidad es la virtud del que se empeña en un trabajo bien hecho. Exige constancia, imaginación y paciencia. A veces hay que trabajar mucho, en ocasiones años y décadas, antes de ver el “fruto del trabajo”. Una sociedad sana y una nación grande están hechas de hombres y mujeres que viven la laboriosidad. Si nos remontamos a la primera comunidad de hermanas carmelitas de San José, se observa esa característica marcada en sus primeras religiosas. Los centros educativos de la congregación serán escuelas de labor en donde el alumno no aprende solo conocimientos sino también aprende a trabajar.
Ciencia
Referente al concepto de ciencia existe una diversidad de definiciones válidas. En este caso no sólo determinamos por entenderla como un “Conjunto sistematizado de conocimientos que constituyen una rama del saber humano”, sino más bien se concibe como el conocimiento cierto de lo que existe, que se logra mediante el estudio y la experiencia. Por lo tanto en los centros educativos en los que las religiosas carmelitas de San José trabajan, se pretende llevar al alumno, al aprendizaje de los conocimientos, y a la transferencia de los mismos en situaciones prácticas de su vida. Ya que desde un razonamiento epistemológico solamente quien vive la experiencia aprende, esta premisa pone de manifiesto que el ser humano es llamado a trascender en su existencia, necesita de una apertura y una disposición de todo su ser.